26 ago 2012

El epitafio de Heller

“La tierra está húmeda. Mi nariz percibe como las partículas frías se acrecientan paseando sin control por mis fosas nasales. Sé bien que en un día soleado no hubiese disfrutado de tan espléndido lugar de igual manera. Al pasar lápida por lápida bailan en mi cabeza los epitafios como coreando una canción dulce y sacra. La lectura que traspasa fronteras es la vida que se encuentra en los epitafios de los muertos. ¿Qué puede hablar más sobre quién se fue sino es el mensaje que se plasma en su lápida? Las letras que suelen tener más vida son las de los muertos.”

Este es un pequeño párrafo de su gusto por el cementerio mientras lo recorría bajo la lluvia. Pude preguntarle antes de que muriera, qué otra cosa le llenaba de alegría del cementerio.

–El olor – me contestó.

-¿A qué huele acaso un cementerio señor Heller?– le pregunté.

– A vida- concluyó.

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